Suelo ser bastante indulgente, con aquellos que me roban o toman prestadas alguna de mis fotos, o alguno de mis textos en Internet, sin citarme. Incluso me he sentido halagado en ocasiones.
Pero esta vez, no puedo dejarlo pasar ya que los que atentan contra el séptimo mandamiento, de forma grosera y sesgada, son precisamente los editores de un blog de contenido religioso. Que ejemplo más bonito dan.
Además de calcar el post, incluyendo el párrafo que explicíta los derechos reservados, y el enlace al blog de Cristina Catarecha, se permiten el lujo de publicar precisamente una de sus fotos.
No se si sabrán, que además de pecar, están cometiendo un delito, pués yo publiqué la foto, con consentimiento expreso de la autora y me temo que ellos carecen de ese permiso.
En las imágenes se puede ver claramente que quitando el fondo, el fusilado que hacen es total, lo que éticamente es más que censurable.
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