Una perla al día

viernes, 7 de marzo de 2008

La veleidades de la justicia



No hay semana o día que los periódicos no reseñen alguna sentencia chocante, o alguna decisión judicial controvertida. Esta semana una jueza que ya había sido multada (350€) y advertida por negarse a casar a una pareja de homosexuales, ha vuelto a repetir su error. También hemos visto la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, admitiendo la objeción de conciencia sobre la asignatura de educación para la ciudadanía.


Todo esto me hace rescatar un anticuento de Millás que he leído hace un rato y que aquí pongo a vuestra disposición.

La lógica
Según un tribunal de Nápoles, la violación no es delito cuando la víctima lleva vaqueros. Ni cuando el agresor lleva toga, deducimos nosotros de tan pintoresca resolución aun sin disponer de jurisprudencia sobre el caso. La justicia es el reino de la lógica. Si en Chile no existe una orden de busca y captura contra Pinochet, es porque no ven la relación entre el general y los muertos. Un asesino que se precie ha de tener más cuidado con no dejar lógica que con no dejar huellas. Si la víctima, en fin, llevaba vaqueros, que se fastidie. La justicia, aunque ciega, tiene una pasión sin límites por el raciocinio. Y es que cuando perdemos unos sentidos se acentúan otros. Al quedarse sin vista, la ley ha desarrollado anormalmente el sentido común, pues hay que tener un sentido común muy anormal para llegar a tales conclusiones.Ahora bien, supongamos que se dan las dos circunstancias a la vez: el agresor lleva toga y la víctima vaqueros. Lo lógico, piensa uno, es que en tales casos (rarísimos, si hemos de decirlo todo) la víctima pague una indemnización al agresor, ya que, de haber sabido éste que la damnificada iría vestida de tal guisa, no tendría que haber pasado por la humillación de ponerse una toga para violarla, con lo mal vistas que están las togas, por favor. Hay víctimas cuya culpabilidad debería ser, en buena lógica, doble, o triple. Pensemos en la cantidad de hombres que se ven obligados a acosar con toga por una falta de previsión de las acosadas, cuyo deber ciudadano es anunciar si van a salir de casa con faldas o a lo loco.Todavía hay otro supuesto jurídico en el que algunos consideran que no hay violación, y es cuando el juez, además de con toga, actúa iluminado. Es decir, cuando viola oyendo dentro de su cabeza unas voces que le ordenan cargarse, por ejemplo, la libertad de expresión. En tales supuestos, y por mucho que el agresor togado se empecinara en violar a la víctima en las posturas más ofensivas que quepa imaginar, quedaría libre de cargos y podría volver a abusar de cuantas víctimas con vaqueros o con libertad de expresión atravesaran inocentemente su juzgado. Lo curioso es que para llegar a todo esto, por lo visto, hay que hacer oposiciones.

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