Se acabó andar descalzo sobre la arena. Se acabó llenar el tiempo de presente y se acabó mirar a los ojos de la vida desde el amanecer. Entro en lo que algunos llaman síndrome "postvacacional", cuya denominación no comparto en absoluto. Fastidia bastante no poder estar siempre de vacaciones y tener que volver a ponerse el reloj, conectar el móvil... En definitiva, convertir nuestro tiempo natural en tiempo lineal. No obstante hay algo positivo, en el regreso. Ahora tienen un año para reponer las existencias de Mahou en la Maisón del Gourmet en Sancti Petri.
2 comentarios:
¡Bienvenido a tu casa!
¿Vacaciones permanentes? uhmmm... No sé, no sé. Pero, desde luego, el tiempo no se detiene.
Preciosa foto.
Cierto, pero en vacaciones discurre más sabroso, más lleno y sobre todo, más lento.
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