Esta gran nevada me ha dejado la retina plena de imágenes hermosas y me ha clarificado con su blancura una veterana opinión sobre los políticos profesionales.
El pasado viernes tardé 3 horas y media en volver a mi casa, cuando normalmente recorro ese trayecto en 35 minutos. Comprendo que es muy difícil tomar la decisión de mandar los quitanieves al lugar dónde está cayendo y apartarlos del lugar en el que normalmente nieva. Un niño de la ESO habría tomado esa determinación, pero una ministra tiene una visión de campo mucho más amplia.
Las pequeñas tragedias personales que nos afectan siempre nos parecen, por razones obvias las más importantes y esta demora injustificada me tenía bastante cabreado, pero cuando escuché que habían cerrado el aeropuerto de Barajas porque no disponían de una máquina para limpiar las pistas, me di cuenta de que lo mío era una tontería. Más 1200 vuelos cancelados, miles de personas tiradas por la terminal sine die a quien nadie les da una explicación y mucho menos una solución.
Si creyera en la decencia de los políticos, esperaría la dimisión de Magdalena Álvarez, o en su defecto su cese inmediato.
Para colmo y cómo guinda del pastel la señora Botella (Perogrullo) dice que tenemos que saber que estamos en invierno, y en invierno nieva. Y yo con estos pelos, si no me lo dice salgo en pantalón corto al jardín.
2 comentarios:
Coche + nieve = angustia. Así que el viernes directamente ni salí de casa. Hoy, domingo, es mi tercer dí sin poder salir de casa más que andando. Si mañana tampoco podemos salir de aquí los 6.000 que vivimos en este pueblo haremos una macro-orgia. Los que quieran venir de otros sitios, anando!
También yo lo padecí, pero, tengo que confesar que ¡me encanta! - siempre que no me pille en el coche o me deje sin viajar.
=(
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