Una perla al día

jueves, 2 de julio de 2009

De cronopios y famas


Siempre estuve más cerca de los cronopios que de los famas, y el otro día al encontrarme con uno de aspecto casi humano, me pareció oír la voz de Cortázar definiendo estas criaturas, contratadas por los famas para trabajar en una fábrica de mangueras.
Al ver su rostro impenetrable, la salvaje se puso a trabajar e hilaba ideas sin descanso, imposibles de trasladar a papel, por que cuanto más brillantes o clarificadoras, me parecían, más rápido se desvanecían. Así que sólo me queda el vaho de aquellas ensoñaciones, que me hacían pensar, que cuando uno llega a cierta edad, tiene que plantearse quién es, para qué escribe sobre la arena, si siempre triunfa el viento y sobre todo de que sirve atesorar palabras de otros que inexorablemente se cubrirán de polvo.
La respuesta es fácil y me la dio un lugareño hace unos años, tan simplista cómo contundente:
¡Habrá que vivir!
Ahora que caigo en la cuenta, aquel señor era, casi con toda seguridad, un cronopio.

No hay comentarios: