Hace ya algunos años, en los bares mugrientos (los mejores), en la parte interior de las puertas de los lavabos, había gente que se entretenía en escribir sentencias, unas veces vulgares y otras auténticas perlas de sabiduría. Todo evoluciona y actualmente hay centenares de adolescentes que se limitan a garabatear su apodo y otros construyen obras de arte callejero y se elevan a la categoría de grafiteros.
Cómo me voy haciendo mayor, me quedo con aquellas, aunque algunos grafittis me impresionan.
Reproduzco una que entonces (estaba soltero) me llamó la atención, pero no he comprendido hasta ahora, que la veo en mi taza de café en formato de chiste de Forges.
"El amor es química, el matrimonio física y el divorcio matemáticas"
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