Una duna donde pintar palabras con un palo y esperar que el viento las borre.
La huella es la efímera unión entre el pie y la arena.
Una perla al día
viernes, 5 de septiembre de 2008
¿La dignidad o la herida?
Mi buen amigo, Eneko, vuelve a ilustrar el dilema que en estos días el juez Garzón ha puesto en las primeras páginas de los periódicos. Lo que unos llaman reabrir heridas, otros lo llamamos dignidad o justicia para los olvidados.
Ese dibujo de Eneko es altamente descriptivo (mis felicitaciones. Me ha recordado el título de mi última exposición de fotografía: "silencios de mentira". Esos silencios que dicen más que cualquier grito y que una imagen los describe como el más fuerte de los murmullos. Un ejército de susurros gritan pidiendo justicia y por mucho que nos alejemos de ellos en el tiempo es imposible ignorarlos. Lo de reabrir heridas es muy fuerte. Ya les gustaría a esos cadáveres tener heridas que reabrir. Ver para creer. Un abrazo.
Lo que yo no entiendo de este asunto -debo ser muy ingenua- es qué daño le hace esto a los que no tienen muertos que encontrar. ¿Es que acaso hay alguien que se sienta cuestionado por esas desapariciones hoy en día? Yo supongo que ni los que ordenaban los paseillos, ni los que daban siguen hoy en día vivos. Y sus descendientes no pueden ni deben sentirse culpables. Entonces, ¿por qué ofenderse o preocuparse porque los que todavía no han enterrado a sus muertos los entierren?
Realmente, utilizan argumentos torticeros, pues los que reclaman el restablecimiento de su dignidad, son los familiares de los muertos/desaparecidos y la herida que se puede abrir, será en las conciencias dormidas. Oponerse y echar más tierra sobre las fosas, es a mi entender convertirse en cómplice, de algo en lo que no participaron.
3 comentarios:
Ese dibujo de Eneko es altamente descriptivo (mis felicitaciones. Me ha recordado el título de mi última exposición de fotografía: "silencios de mentira". Esos silencios que dicen más que cualquier grito y que una imagen los describe como el más fuerte de los murmullos.
Un ejército de susurros gritan pidiendo justicia y por mucho que nos alejemos de ellos en el tiempo es imposible ignorarlos.
Lo de reabrir heridas es muy fuerte. Ya les gustaría a esos cadáveres tener heridas que reabrir.
Ver para creer.
Un abrazo.
Lo que yo no entiendo de este asunto -debo ser muy ingenua- es qué daño le hace esto a los que no tienen muertos que encontrar. ¿Es que acaso hay alguien que se sienta cuestionado por esas desapariciones hoy en día? Yo supongo que ni los que ordenaban los paseillos, ni los que daban siguen hoy en día vivos. Y sus descendientes no pueden ni deben sentirse culpables. Entonces, ¿por qué ofenderse o preocuparse porque los que todavía no han enterrado a sus muertos los entierren?
Realmente, utilizan argumentos torticeros, pues los que reclaman el restablecimiento de su dignidad, son los familiares de los muertos/desaparecidos y la herida que se puede abrir, será en las conciencias dormidas. Oponerse y echar más tierra sobre las fosas, es a mi entender convertirse en cómplice, de algo en lo que no participaron.
Publicar un comentario