Si seguimos así, tratando el planeta que nos alimenta, quizá dentro de muchos años, unos científicos encuentren entre el hielo una rosa cómo esta y su hallazgo tenga una repercusión similar al de aquel famoso mamut encontrado en Siberia.
Al escuchar a la concejala de medio ambiente de Madrid, decir "el planeta,está al servicio del ser humano porque el ser humano es el centro", me parece más cercana la posibilidad de la rosa congelada que la del crecimiento sostenible.
Para rematar tan aristotélico discurso, la señora Botella sentencia: "No me preocupa tanto el planeta que vamos a dejar a nuestros hijos como los hijos que vamos a dejar a este planeta". A mi, me preocupan ambas cosas, sobre todo después de leer, que ayer cinco menores propinaron una paliza a un mendigo que dormía su miseria en Girona. Me permito puntualizar a la esposa del gran sumiller que en realidad nosotros no les vamos a dejar el planeta a nuestros hijos, si no más bien son ellos quienes nos han cedido el usufructo de la Tierra y la verdad es que somos unos pésimos inquilinos.
2 comentarios:
Muy acertadas tus palabras aunque no sé como te atreves a hablar de esa gentuza (los unos y los otros). Es perder el tiempo.
Llamar sumiller al pequeño fürher (edición de bolsillo) me parece demasiado para ese "poso" de vino de tetrabrik y que esa individua sea concejala de medio ambiente me parece tan irónico como poner al lobo a guardar a las gallinas.
Que sabrá ella del planeta, de seres humanos y de los hijos de los demás si no es capaz de distinguir entre vivir y sobrevivir, compartir y robar o enseñar e imponer.
Uff, me enciendo.
En cuánto a los "otros" a los de Girona, yo se los mandaba a la Botella a que los pusiera en verada, a ver si hay bemoles.
Tu foto me encanta. Muy descriptiva: helada y cabeza abajo; bellos colores.
Besos.
Escribir mi opinión en estas doradas arenas, me desahoga y atempera mis ganas de ir a las puertas de la concejalía y acabar detenido. Tu idea de promocionar el acogimiento de los nenes de Girona, por parte del celebérrimo matrimonio, es extraordinaria. Quizá se les podría proporcionar alojamiento en un campamento saharaui en Tinduf y comprenderían la pobreza, el calentamiento global y que el color de piel no diferencia a los seres humanos nada más que por fuera.
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