Una perla al día

viernes, 18 de julio de 2008

Donde habita el olvido




No, no he cambiado el verso de Cernuda, ni voy a reproducir aquí el poema (quizá lo haga después en el rincón en el que guardo el tintero de arena), simplemente he descubierto los lugares en los cuales habita de verdad el olvido.


Uno de esos parajes es Rubjerg Knude , donde en 1899 en lo alto de una colina, a unos 50 metros del nivel del mar, construyeron un hermoso faro. Los barcos se orientaban sirviéndose de su luz a cuarenta kilómetros de distancia.


La naturaleza se reveló contra el hombre y las tormentas de arena fueron acosando el faro sin descanso, hasta que en 1968 su luz no se podía distinguir desde el mar . Lo tuvieron funcionando como museo hasta que la duna terminó de sepultarlo, allá por el 2002. Por cierto, para los curiosos, os diré que no se encuentra en mi desierto, si no en Dinamarca, y que algunos lugareños han creído ver a cierto príncipe, calavera en mano, deambular por allí, recitando versos en inglés.

2 comentarios:

M. Emilia Pavón dijo...

Un buen lugar donde perderse, abandonarse y olvidarse. Lo desconocía por completo, gracias por presentármelo.
Me encantan los faros.
En cuanto al poema... es... como tocar un puchero ardiendo. No podré evitar dedicarle un hueco.

DUMYISLAND dijo...

Los faros siempre son evocadores.Maromas de luz en la soledad de la noche.
Para ese calor de puchero no conozco guantes que atenúen la quemazón.