Este gesto refleja, lo difícil que resulta ser diferente en una sociedad propensa a etiquetarlo todo, que es inmisericorde con aquellos que de una u otra manera se alejan del camino marcado. El mundo gira a tal velocidad que su fuerza centrífuga despide violentamente a muchos de sus componentes, convirtiéndo en un imposible todo intento de regreso. Todo depende de que el azar te haya colocado en el borde o en el interior, de nacer en un lugar o en otro.
2 comentarios:
Tranquilo Arturo, hay hostias para todos. Nadie se libra.
No estoy seguro de eso, pero lo que si es cierto es que nadie sale vivo del carrusel.
Publicar un comentario