Gracias por vuestros apoyos y perdón por el desahogo que me he permitido en este mi pequeño rincón de intrascendentes reflexiones que honráis con vuestras visitas. En muchos post de este Blog he reseñado conductas injustas o éticamente reprobables que he rescatado de los periódicos y me parecía lógico dedicarle unas líneas a ésta que por tocarme tan directamente me parece mayor que todas las demás por tratarse de mi sangre.
Hace unos días hice un montaje fotográfico que resumía la situación de una forma metafórica. En él reflejaba el brillo de los ojos inocentes de mi hija envuelta en el hiyab de la intransigencia costumbrista y sujeta por la mano de la injusta tradición.
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