Bajo el arco iris, algunos niños transitan por un camino de baldosas amarillas, mientras otros se sumergen en el infierno, para extraer el oro que las baña.
No puedo evitar emocionarme con ambos, con sentimientos diferentes pero con idéntica intensidad.
Desde el día, que mi hija, milagro de grandes ojos curiosos, casi recién nacida, me agarro con fuerza un dedo, supe que estaría encadenado a ella mientras viva.
Abstenerse, sentimentales sin pañuelo y personas de conciencia.
Estos niños, no cantan y respiran con dificultad. Su único delito es haber nacido en el sitio equivocado. Gracias Jóse Félix por tu correo.
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