En uno de mis higiénicos paseos por las turbulentas aguas del ABC, leo al Levitador (Ignacio Camacho), que llama a Zp "seductor hueco" y " demiurgo de diseño". Entre su rimbombante prosa, enarbolada para subyugar a los ya convencidos, vuelve a incurrir en el sempiterno error de la descalificaciòn personal del contrario. Este procedimiento nos priva de una oposición que señale con rigor los errores del gobierno (numerosos por otra parte) y ofrezca alternativas y soluciones en pro del bien común.
Calificar a Zp con la platónica característica de "Dios hacedor", demuestra cierto complejo de inferioridad subyacente. Este eterno y pesado, tirarse los trastos a la cabeza, con mayor o menor ingenio (no admitimos Pujalte como animal de compañía), está empedrando el camino a la Moncloa de locuaces vituperadores de escasa visión política.
Cada vez están más lejos de la inmensa mayoría del pueblo, que se ve avocada una y otra vez a elegir el menos malo. Si alguién pone el dedo en la llaga, ipso facto es acusado de demagogo.
Todavía no he escuchado a ninguno una explicación convincente, sobre la fuga de 700 médicos anuales a otros países para poder trabajar con dignidad, mientras los pasillos de los hospitales están repletos de pacientes. Cada uno podría poner un centenar de ejemplos.
En fin ni uno es el demiurgo ni el otro es el dàimon del pueblo.
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