Es difícil imaginar algo más execrable que un pederasta, pero hoy he podido constatar que hay gentuza más vil. Lo cierto es que ya estamos tan acostumbrados a la repugnante depravación humana que no prestamos atención cuando nos la muestran en los medios de comunicación. Convertir a un niño en un arma de guerra, para mi es la más alta y aborrecible forma de violación humana que existe.
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